Comer alimentos frescos es lo ideal y a muchas personas nos gustaría poder comprar frutas o verduras justo antes de cocinarlas. Pero lejos de esta vida idílica de “de la huerta al plato”, la realidad es que compramos cuando podemos y tenemos que procurar que esta comida dure en su estado “fresco” el máximo tiempo posible. Para conseguir esto, es imprescindible que la forma de conservar los alimentos sea óptima y no a la ligera.

En este artículo me centraré principalmente en las frutas y las verduras, puesto que son mi “especialidad” y además creo que tienen un grado de complejidad mayor. Cada fruta/verdura requiere una forma de conservación precisa, por lo que es conveniente saber qué debemos hacer con ellas cuando volvemos de hacer la compra.

Conservación de alimentos

1. Qué hacemos con la fruta y la verdura después de comprar

Todos sabemos hoy en día que la fruta y la verdura contiene pesticidas y otros residuos como bacterias, además de los que puedan haber adquirido en el transporte y manipulación. Es imprescindible lavar bien los alimentos antes de consumirlos. Normalmente no los lavamos bien o no lo suficiente, por eso es importante tener en cuenta que:

  • En el caso de una lechuga, no basta con lavar las hojas de fuera. El agua debe llegar a todas.
  • En el caso de brócoli o coliflor, al tener recovecos es necesario sumergirlo en agua durante un par de minutos.
  • La fruta con piel que se vaya a pilar, también debería lavarse. Sí, el melón y la sandía también.

Recordemos que no pierden propiedades al entrar en contacto con el agua, ni hay que usar productos químicos específicos para la limpieza. Eso sí, debemos lavar de forma concienzuda. Yo prefiero dejar la mayor parte de las frutas y las verduras lavadas antes de guardarlas, porque me supone menos tiempo hacerlo del tirón.

2. Dónde ponemos cada cosa

Cada fruta o verdura debe guardarse donde le corresponde. Obviamente tendremos en cuenta si es verano y si la fruta que hemos comprado está muy madura, en cuyo caso habrá que utilizar más la nevera. En general, esta debería ser la forma de conservar la fruta y la verdura:

  • Nevera:
    • FRUTA: manzanas (aguantan hasta dos o tres semanas), albaricoques, frutos rojos, fresas (duran dos días), higos, albaricoques y toda la fruta que esté ya cortada (en recipientes cerrados).
    • VERDURA: flores (coliflor, brócoli), verduras de hojas (espinacas, acelgas, kale, lechuga, remolacha), zanahorias, apio, judías verdes, ajos tiernos, cebolletas, champiñones, guisantes, maíz, apio y especias frescas (menos la albahaca).
    • TRUCO: todas las verduras o frutas que ya en el supermercado están refrigeradas, sí o sí van refrigeradas. La mayor parte de las veces si vas a una gran superfície muchas de las anteriores ya las compras de neveras.
  • Primero fuera, luego a la nevera:
    • FRUTAS: aguacate, kiwi, nectarina, melocotón, peras o ciruelas. Eso sí, siempre que cuando las compres no estén todavía maduras del todo.
  • Fuera de la nevera:
    • FRUTA: plátanos o bananas, cítricos, melón o sandía, frutas tropicales (tipo piña o papaya).
    • VERDURA: pepinos, remolachas, pimientos, tomates (en verano no), pepinos, calabaza.
    • EN UN LUGAR OSCURO Y SECO: patatas, ajos, cebollas, boniatos, etc. Intenta no poner juntas las cebollas y las patatas, puesto que estas últimas absorben el agua de las primeras.

3. Cómo congelar la fruta y la verdura

Si a pesar de calcular bien cuando haces la compra y guardar tus frutas y verduras como es debido tus alimentos se van a echar a perder, entonces es momento de recurrir a congelar. También es un método útil para verduras estacionales o si quieres tener fruta lista para echar a tus smoothies o helados.

En general, hemos de tener en cuenta que la congelación modifica ligeramente la textura y el sabor de los alimentos frescos. Por eso, no todo se puede congelar y hay que hacerlo siguiendo unas simples instrucciones:

  • Las verduras que vayas a usar en crudo NO se deben congelar (tomate, pepino, lechuga). El resto de verduras las puedes congelar y no hace falta descongelarlas para cocinarlas: puedes echarlas directamente en agua hirviendo. Eso sí, asegúrate de que guardas las verduras limpias y troceadas.
  • Las frutas que más se recomienda congelar son fresas, frutas del bosque, plátano, sandía o melón. Sin embargo, como he dicho antes, estas no van a estar igual tras la descongelación. Por eso, yo las utilizo para hacer batidos o helados.
  • Cualquier plato cocinado en general se puede congelar. Eso sí, ojo con los que llevan salsas… ¡porque se cortan!

4. Trucos para no tirar comida

A mí personalmente tirar comida me pone de muy mal humor. Primero, porque me he gastado el dinero; y segundo, porque me siento mal de no haberme organizado para consumirla.

El caso es que yo recurro a todo tipo de trucos y artimañas para evitar que mis alimentos acaben en la basura sin usar:

FRUTA

  • La fruta que esté demasiado madura la pongo en smoothies. Estoy hablando de la típica banana que está ya marrón por fuera o esos kiwis blanditos que te dan repelús. También fresas (obviamente que no estén malas) o frutas del bosque, que duran poquito y es común que se nos pasen.
  • Las bananas muy maduras también son geniales para hacer tortitas con avena. Machacas el plátano con harina de avena y un poquito de leche vegetal y… ¡a la sartén!
  • Aguacates: hay que estar atentos porque son muy caros y tienen muy mal apaño cuando se ponen marrones. El principal problema es que dejan de tener sabor y la pinta es bastante fea. Para eso, te aconsejo comprarlos fijándote en el tallo: si es marrón, está pasado; si es verde, está duro; si es amarillo, está en su punto.

VERDURA

La verdura por lo general dura más, pero aún así se nos puede pasar.

  • Espinacas u hojas verdes: no se pueden congelar, así que hay que darse prisa. Por eso, si aún así están ya en las últimas, las puedes cocinar o añadir a una crema de verduras.
  • Cebollas: ojo que normalmente cuando se ponen malas, la mitad puede estar perfecta y la otra mitad para tirar. No la tires entera y aprovecha lo que aún está fresco.
  • Tomates: si están muy maduros, son perfectos para hacer una crema de tomate (o salmorejo o gazpacho andaluz). También puedes aprovechar para hacerte un tomate frito casero.
  • Y el truco estrella: si compras la verdura troceada dura muchísimo menos. Duran menos los champiñones laminados que los enteros y duran menos las bolsas de lechuga que una lechuga entera. Además, si lo compras troceado probablemente esté envasado en plásticos. Evita esto y así matas dos pájaros de un tiro.

 

Espero que te haya servido este artículo para aprender alguna cosita sobre conservación de alimentos. En mi caso es algo importante porque el 80% de los alimentos que consumo son frescos y por eso procuro que no acaben olvidados en un rincón de la nevera. Ten en cuenta que la mayor parte de los alimentos saludables tienen una duración bastante limitada. Obviamente, legumbres, frutos secos o harinas se pueden conservar más tiempo en la despensa, pero no son la base de una dieta equilibrada. Te animo a que cada vez que tengas que tirar algún alimento sin usar te hagas las siguientes preguntas:

  • ¿Me hacía falta cuando lo compré? –> quizás fue una compra por impulso y no has sabido darle uso
  • ¿Estaba en buen estado cuando lo compré?–> muchas veces compramos alimentos demasiado maduros que hay que consumir en el mismo día
  • ¿Podría haberlo aprovechado para algo?–> intenta ver qué posibilidades tiene antes de desecharlo (obviamente si está podrido, a la basura directo)
  • ¿Me pasa siempre que compro este alimento?–> hay alimentos que nos empeñamos en comprar y luego nunca sabemos qué hacer con ellos, se nos pasan y acaban en la basura. Busca otra opción mejor o ten un plan para ellos antes de ponerlos en la cesta.

Y con esto y un café, ¡hasta la semana que viene!

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