Ahora que ya llevamos más de un mes confinados, gestionar el estado de ánimo es complicado. Durante la cuarentena, casi todos hemos experimentado momentos de shock, de negación, de miedo, de estrés, de preocupación o de incertidumbre. O todos a la vez, también puede ser. Es algo normal, porque la situación que estamos viviendo no tiene precedentes y nos ha pillado por sorpresa. Por eso es importante tener claras cuáles son las claves para afrontar los problemas de estado de ánimo o de estrés causados por la cuarentena.

Para escribir este artículo, me ha asesorado mi señora madre que es psicóloga. Me han parecido geniales sus ideas, muy útiles, sencillas y necesarias. Tanto para afrontar el confinamiento como para ir preparándonos para la salida, que también va a ser peculiar. Aquí tienes las claves para gestionar el estrés de la cuarentena:

INFÓRMATE CON LÍMITES

La primera clave es no obsesionarse con el tema. Para esto, es necesario ponerse un límite a la hora de ver noticias, telediarios, programas de televisión en general (ahora hablan todos de lo mismo) o consultar Twitter. Es decir, es necesario informarse pero siguiendo dos pautas: consulta solamente fuentes fiables para evitar los bulos y conspiraciones; y, por otro lado, ten tu momento del día para actualizarte pero no lo extiendas al día entero. Por ejemplo, yo consulto los titulares del periódico por la mañana y veo las noticias a la hora de comer.

VIVE EL PRESENTE

Ahora más que nunca es momento de vivir el día a día. No pensar cuántos días llevamos ya confinados, cuántos nos quedan y meternos en un bucle que no sirve realmente de nada. Cada día es un nuevo día, ni un día menos, ni un día más. Disfruta de los momentos en familia, de ese rayito de sol, de tomarte el café sin prisas o de la paella del domingo.

PIENSA EN POSITIVO

Esto puede parecer complicado, pero es súper importante por dos motivos: para mantener una buena actitud y para contagiar a los que te rodean… de positivismo. Piensa en las cosas buenas que hayas podido tener estas semanas, que esto va a acabar pronto, que todo va a salir bien. Si tú tienes una actitud positiva, ayudarás también a que otros la tengan y todo será mucho más llevadero.

HAZ LO QUE PUEDAS POR LA SITUACIÓN

No todos somos médicos, ni trabajamos en supermercados. Cada persona tiene unas circunstancias muy particulares y puede aportar más en unas cosas o en otras. Quizás tu forma de aportar a la situación es estar pendiente de tus mayores y hacerles sentirse queridos, en la distancia. Quizás puedes hacer una donación, ser voluntario, hacerle la compra a un vecino o simplemente: quedarte en casa. Empatizar con los demás es necesario en este momento: no criticar, solo aportar.

EXPRESA TUS SENTIMIENTOS

Si estás mal, si tienes miedo, si estás triste, si sientes rabia, siéntelo. Compártelo con alguien de tu confianza, desahógate, no te sientas culpable por ello. Igual que no tienes que hacer dos másters y tres carreras durante la cuarentena, no tienes que estar bien todo el tiempo ni fingir fuerza si en un momento la pierdes. Permítete sentir lo que tengas que sentir.

SIGUE EN CONTACTO CON TU GENTE

Haz videollamadas con tus amigos los fines de semana, con tus padres, con tus familiares y hasta con tus compañeros de trabajo. Mantente en contacto con la gente que aprecias, socializa en la distancia y haz planes con ellos: una partida de cartas online, entrenar en grupo o la hora del vermut.

SÉ REALISTA

Esto no es una guerra ni es ciencia ficción. Esto es real y es temporal. Es importante ser conscientes de la situación que estamos viviendo, aceptarla con sus características y no pretender que es lo que no es. Tu casa no es un gimnasio, ni un cine, ni un restaurante. Tu casa es tu casa y tiene sus pros y sus contras. Por lo tanto, intentar burlar a las autoridades saliendo a hurtadillas o yendo a comprar una barra de pan para sentirte libre, correr una maratón echando jabón en el suelo o frustrarse por no poder salir a comer… sirve de poco ahora mismo.

ADÁPTATE

Nos hemos adaptado a pasarnos 10 horas en un avión para ir a la otra punta del mundo; a trabajar 14 horas en un día; a pisar nuestra casa solo para dormir durante meses… ahora toca adaptarse a estar en casa (si somos de los afortunados que podemos hacerlo) o a ir a trabajar tomando mil precauciones. Toca adaptarse a no comprar cada dos por tres, a ver a nuestra gente a través de una pantalla y a tomar el aire desde la ventana o el balcón. Esa es nuestra realidad ahora y no depende de nosotros. Por lo tanto, y como dirían los budistas, no intentes cambiar lo que no está en tu mano y acéptalo: eso sí que depende de ti.

Todo el tiempo estamos escuchando “cuando todo vuelva a la normalidad”. Pero esto no va a llegar cuando se acabe el confinamiento, la normalidad como la veníamos conociendo cambiará. Tendremos que adaptarnos a la nueva situación, normalizar cosas que antes nos parecían absurdas (llevar mascarilla, desinfectarnos constantemente o no saludar dando dos besos). Lo que es normal aquí, no es normal en otros países, ni siquiera en la misma época de la historia. Por eso, nos tendremos que adaptar a las consecuencias de esta crisis y aceptar que lo que era normal puede no volver a serlo, al menos durante un tiempo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *