Ayer mi novio me regaló un libro que llevaba tiempo queriendo leerme: VIVIR SIN PLÁSTICO. Ya os hablé de este libro en mi artículo sobre regalos sostenibles y puedo reiterar que es una compra excelente para los que queremos adentrarnos un poco más en el mundo del ZERO WASTE o RESIDUO CERO y la sostenibilidad. Abrí el libro pensando en que me dirían lo malo que es el plástico y cómo reducir su uso en nuestra vida diaria. Sin embargo, los primeros capítulos los dedican a explicar por qué y cuándo se empezaron a usar los plásticos, qué tipos hay y qué es lo que pasa con ellos una vez que se desechan. He aquí el gran problema: nunca desaparecen. Sí, exactamente igual que si tiras confeti en tu salón y al cabo de unos años te vuelve a aparecer detrás de un mueble, el plástico sigue existiendo por muchos años que pasen. Pero no es como el confeti: no lo ves y está en tu comida, en tu ropa, en la tierra y hasta en el agua que bebemos.

QUÉ SON LOS MICROPLÁSTICOS

Se considera un microplástico a una pieza de menos de 5mm de diámetro, pero pueden llegar a ser tan pequeños que solo los veamos con un microscopio. Estos microplásticos provienen de la ropa, de los cosméticos, de los productos industriales o de los residuos industriales. En definitiva, del uso de cualquier producto que contenga plásticos y que se va erosionando hasta desintegrarse en pequeñas partículas. Podemos distinguir entre:

  • PRIMARIOS: se arrojan al medio ambiente de forma directa y suelen provenir del lavado de ropa sintética y del roce de los neumáticos con el asfalto. Este tipo de microplásticos pueden estar presentes en pastas dentífricas, jabones, cremas corporales, productos exfoliantes, productos de maquillaje, etc. También tienen aplicaciones médicas y farmacológicas. Esto representa hasta un 30% de los microplásticos presentes en los océanos.

En cada lavadora que ponemos, se vierten hasta 700.000 microfibras de plástico al agua

WATER WORLD COUNCIL
  • SECUNDARIOS: se corresponden con la degradación de grandes objetos de plástico como son las botellas o las bolsas del supermercado que acaban dando tumbos por ahí. Representan hasta el 80% de los microplásticos que acaban en el mar.

DÓNDE ESTÁN LOS MICROPLÁSTICOS

Aquí viene la parte preocupante: estos malignos seres están por todas partes. Ha sido bastante sonado últimamente que se encuentran en los océanos, por lo tanto los peces los comen y nosotros, si comemos pescado, también. Pero siento deciros que, aunque dejar de consumir pescado es una solución para esto (go vegan!), no estamos libres de microplásticos. También se han encontrado restos de microplásticos en otros alimentos como la cerveza o la miel.

Hay también en agua dulce, como acuíferos o ríos, en el agua del grifo y hasta en el agua embotellada. De hecho, hay más microplásticos en la tierra que en el mar. Es más, los microplásticos pueden viajar hasta 100km por el aire, por lo que se han encontrado incluso en zonas de montaña que son remotas.

La ONU declaró en 2017 que hay hasta 51.000 millones de partículas microplásticas en el mar, 500 veces más que el número de estrellas de nuestra galaxia.

PARLAMENTO EUROPEO

QUÉ PODEMOS HACER

Lo primero es tomar conciencia de que, aunque nos de lo mismo el medio ambiente y pensemos que una actitud estilo Trump es más adecuada en el siglo XXI, no es algo ajeno. Hace unos años podíamos pensar que para qué vamos a molestarnos en reciclar, en comprar menos plástico o en preocuparnos por este asunto, si total nos resulta fácil producir y producir basura. Pero la realidad es que en este punto, estamos CONSUMIENDO microplásticos de forma involuntaria y sin saberlo. Ya no es algo ajeno, porque queramos o no, está por todas partes.

En próximos artículos explicaré más sobre cómo cambiar hacia una vida más sostenible y generando menos residuos, pero el primer paso es muy sencillo: RECHAZAR

  • Rechazar una bolsa en el supermercado porque llevas la tuya
  • Rechazar una pajita en la hamburguesería de turno, porque no la necesitas
  • Rechazar regalos de propaganda que vas a tirar en cuanto tengas ocasión
  • Rechazar botellas de plástico y llevar una reutilizable siempre encima
  • Rechazar esos alimentos que vienen hiper envasados y que, además, suelen ser procesados
  • En definitiva, rechazar todo aquello de lo que puedes prescindir y que te hará generar más residuos

La Unión Europea ya está tomando medidas, no era para menos. En octubre, el Parlamento respaldó una prohibición de la UE de ciertos productos plásticos de un solo uso, que constituyen el 70% de los desechos que llegan al mar y que no tienen sustitutos no plásticos disponibles. Es por eso que ahora cuando vamos al supermercado nos cobran las bolsas, nos proponen bolsas biodegradables para pesar la fruta o nos dan bolsas más resistentes que podemos utilizar numerosas veces. Aun así, estamos muy lejos todavía de reducir la gran cantidad de plásticos que acaban cada día desechados. Y aquí te hago preguntarte una cosa: ¿realmente era necesaria esa bandeja que contenía champiñones y has tirado en llegar a casa? ¿Necesitabas que te diesen una bolsa para comprar una manzana? ¿Comprarte monodosis de aceite para llevar al trabajo es imprescindible? Así, cada uno puede plantearse cambiar un par de cosas que a la larga, causen un pequeño gran impacto. Yo creo que le voy a dar la bienvenida de nuevo a la cafetera italiana.

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