Llegas al supermercado con tu lista de la compra, pero has tenido un día un poco malo y te compras unos dulces en la panadería. También una Coca Cola, que necesitas reanimarte.

Llegas a casa y te das un “homenaje” porque te lo mereces.

Ahora párate a pensar que ese refresco y esos dulces van a formar parte de tus células, tus tejidos, tu sangre; en definitiva, van a formar parte de ti. Y así con todo lo que ingieres día a día.

Me he dado cuenta de que para mucha gente comer es algo que hay que hacer; en el mejor de los casos, algo que hay que disfrutar (disfrutar en el sentido de que lo que ingieres tiene que estar bueno, saber bien). Que igual se nos está olvidando el pequeño detalle de que comemos para NUTRIRNOS, para ALIMENTARNOS.

Igual que no te harías una casa con barro y paja si quieres que resista mucho tiempo, tampoco deberíamos comer cualquier cosa si no queremos estar hechos polvo, bajos de energía y ponernos malos cada dos por tres. Nadie parece relacionar la alimentación con sus dolencias, achaques o molestias. Pero es la base de TODO.

Y ojo, que tampoco estoy hablando de obsesionarse. Pero sí darle la importancia que se merece, tomar el tiempo necesario para un acto que va a definir cómo nuestro cuerpo evolucione tanto a corto como a largo plazo.

A lo que afecta la alimentación

Después de leer diversos libros sobre nutrición y también unos cuantos artículos con los que me voy topando, he descubierto o confirmado algunos puntos que me parecen bastante interesantes:

  • La alimentación afecta al estado de ánimo, ya que muchos de los componentes de nuestra comida tienen un efecto directo sobre hormonas como la dopamina, la serotonina o las endorfinas, que regulan los niveles de “felicidad”.
  • La alimentación afecta al nivel de energía que tenemos, el cual va a influir en la capacidad que tengamos para desarrollar nuestras tareas con mayor o menor dificultad.
  • La alimentación influye en las defensas, las cuales son esenciales para protegernos de enfermedades. Es decir, a mejor alimentación, mejores defensas y menos veces caeremos enfermos por virus o bacterias.
  • La alimentación tiene una estrecha relación con el cáncer, de muchos tipos, dependiendo del alimento que ingerimos ( y sobre todo de los “añadidos” a esos alimentos). Por ejemplo, según la OMS, la carne procesada está considerada cancerígena: https://www.who.int/mediacentre/news/releases/2015/cancer-red-meat/es/
  • La alimentación es una de las principales causas hoy en día del desarrollo de diabetes tipo 2, cada vez más frecuente en poblaciones más jóvenes. https://www.cambridge.org/core/journals/public-health-nutrition/article/diet-nutrition-and-the-prevention-of-type-2-diabetes/E2D1D75524106C6405822D0DAC6A4C64

https://pediatrics.aappublications.org/content/105/3/671.full

  • Estas son obvias pero siguen estando: colesterol, hipertensión, osteoporosis, obesidad o gota.

En nuestro día a día estamos siempre ocupados, muy liados y hacer la compra o preparar la comida puede resultar una tarea tan tediosa como planchar o fregar. Sin embargo, cada vez son más las consecuencias de estos cambios en nuestros patrones alimentarios y a largo plazo, es posible que no sea sostenible.

Alimentación y enfermedades

Actualmente, la OMS dice que 6 de cada 10 enfermedades tiene relación con la alimentación (https://www.lavanguardia.com/vida/20180130/44409369489/la-oms-afirma-que-6-de-cada-10-enfermedades-tienen-relacion-con-alimentacion.html). Esto son más de la mitad de enfermedades, que pueden afectarnos a cualquiera. ¿De verdad merece la pena comerte esa napolitana con tu Cocacola afirmándote que te lo mereces? Igual lo que te mereces es ingerir un alimento real, que te ayude a construir el cuerpo con el que quieres convivir el resto de tu vida. Siempre hay excepciones y días especiales, pero quizás deberíamos empezar por tomar conciencia y cambiar nuestra forma de pensar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *